miércoles, 30 de junio de 2010
INTERNET Y PERIODISMO
Internet como nuevo medio de comunicación
En el primer número de la revista Web, especializada en Internet, Luis Foix, Director adjunto de La Vanguardia y miembro del Consejo Editorial de dicha revista afirmaba que "el fenómeno Internet no es más que la punta del iceberg, es el paradigma de la sociedad digital. Internet es un nuevo medio de comunicación. Primero fue la prensa, luego la radio, después la televisión. Ahora asistimos al nacimiento de un nuevo soporte para la información, que será la materia prima más valiosa del siglo XXI. Son las redes de telecomunicaciones, que forman un nuevo espacio cultural y social. También es un nuevo territorio para la comunicación y el periodismo".
Es muy cierto que las redes telemáticas suponen la aparición de un nuevo medio de comunicación, que abre un nuevo espacio para el periodismo. Sin embargo, Ias redes de telecomunicaciones no sólo son un medio de comunicación. También cabe ver en ellas un nuevo medio de producción, que se irá mostrando cada vez más claramente conforme se desarrolle el teletrabajo. Además, suponen una nueva forma de memoria, debido a que interacciones sociales que anteriormente no dejaban rastro duradero quedan ahora archivadas en los discos duros de los ordenadores. Por último, aunque cabe hablar metafóricamente del "territorio Internet", lo cierto es que las redes telemáticas rompen estrictamente con la noción clásica de territorio. Por todo ello, conviene analizar cuidadosamente la estructura de Internet, así como el nuevo espacio social que la red viene a crear, antes de afrontar el problema del periodismo electrónico.
Marshall McLuhan afirmó en su Galaxia Gutenberg que todo nuevo medio trata, en una primera instancia, de integrar a los medios precedentes y referirse a ellos. Esto resulta muy claro en el caso de Internet, puesto que tanto la prensa como la radio y la televisión van emplazándose en la red y abriendo sus respectivas sedes telemáticas. Sin embargo, Internet posee una estructura interna muy distinta a la de los medios de comunicación precedentes, derivada en parte de su origen, y en parte de su evolución ulterior.
Como es sabido, Internet procede de Arpanet, que fue creada en los EEUU para poder mantener interconectados los centros de decisión más importantes en el plano político, militar y científico en caso de un holocausto nuclear. Tras la separación de Milnet, fue constituyéndose la actual Internet, manteniendo su estructura descentralizada inicial, e integrando sucesivamente a las diversas redes que habían sido creadas en base a otro esquema, tanto por países concretos como por grandes empresas. Todos los comentaristas subrayan que el carácter abierto y descentralizado de la red, así como el alto grado de autonomía que cada red integrada en la red global cuenta para su propio funcionamiento, han sido claves en el éxito de Internet, que cuenta ya con 5O millones de usuarios, que crecen aceleradamente mes tras mes, expandiéndose por todos los países.
Cabe decir que Internet es una red horizontal, multidireccional, descentralizada e interactiva, lo cual resulta poco frecuente en el caso de los medios de comunicación anteriores. En el caso del libro, el paradigma de la Galaxia Gutenberg, que aportó un medio de comunicación multidireccional, la posición del autor es central y asimétrica con respecto a la del lector, y la interactividad apenas existe. Y otro tanto cabría decir de la radio y la televisión, a diferencia del teléfono, que sf es interactivo, pero sólo es bidireccional, al menos en su formato actual.
Esta singular estructura de la red telemática mundial ha sido determinante en la configuración de una cultura específica en el ciberespacio. Por eso al hablar de un nuevo medio de comunicación, y de la adaptación de los medios de precedentes, es imprescindible analizar las posibilidades que ofrece dicha estructura, y sobre todo dilucidar el tipo de espacio social generado por la red.
Como muestra, valga un ejemplo, que puede parecer anecdótico, pero resulta muy significativo. Como es sabido, uno de los sitios del World Wide Web más visitados es el de Play Boy. Los directivos de esta revista se plantearon en un momento dado cobrar a cada uno de los internautas que ojeara sus ficheros. En los días previos a la adopción de la medida, se produjo una auténtica avalancha de consultas, posiblemente con el fin de archivar el mayor número de imágenes posibles. Ello dio lugar a que la decisión prevista fuera reconsiderada. Los directivos de Play Boy decidieron adaptarse a la gratuidad tradicional de los contenidos de la red, añadiendo a cambio publicidad a sus imágenes. Parece ser que actualmente los ingresos por publicidad de la edición electrónica superan ya a los ingresos que se obtienen por toda la edición europea de la revista. A mi modo de ver, se trata de un buen ejemplo de adaptación a la estructura de la red y a las
costumbres que se han derivado de ella.
Por eso es preciso reflexionar con mayor detalle sobre la estructura de la red y sobre el espacio social que genera, antes de pasar a comentar las transformaciones que las redes telemáticas pueden inducir en el periodismo, tanto en el caso de la prensa como en el de la radio y la televisión.
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